Nada se obtiene del dolor, salvo el dolor mismo. La canadiense Anne Carson, poeta y profesora de cultura clásica en la Universidad de Michigan, ofrece una elegÃa por el hermano muerto, y lucha contra esta y otras variantes del nihilismo, reafirmando vida y biografÃa para “encerrar hechos para presentarlos e impedir que todo se desvanezca en la nadaâ€. En el poemario Nox (Vaso Roto, 2018; Edición bilingüe a cargo de la poeta y traductora Jeannette L. Clariond) se convierten en uno los procesos de impresión y composición. La lÃrica saluda al arte, la traducción se convierte en “una habitación, no precisamente desconocida, donde se busca a tientas el interruptor de la luzâ€, mientras el producto celebra las maneras en que nuestro desconsuelo se transforma en técnica.
“Un hermano nunca termina. Lo persigo. Él no terminaâ€.
Con la simplicidad de una fábula, preindustriales modos de liberación:
“El amor nada puede cambiar. Las palabras nada pueden añadirâ€.
Se desliza el torrente meramente verbal entre collages y tarjetas postales, a contracorriente de una sensación de fatalismo:
“Unumgängliche, aquello que no puede conocerse en su totalidad. No puede ser eludido o visto por detrás. Y sobre el cual alguien recaba datos pero permanecen más allá de su alcanceâ€.
La ráfaga de reminiscencias avanza a través de fragmentos de un pasado compartido, verdades sobre las formas en que nos mentimos. Todo destella, la voz se nubla:
“Queremos que otras personas tengan un centro, una historia, un relato con sentido (…) Crea un candado contra el olvidoâ€.
Esboza la Premio TS Eliot un largo poema sobre la redención a través del idioma, una suerte de indiferencia postraumática que penetra un juego que socava la noción de identidad fija:
“Su muerte cruzó el mar hacia mÃ, errante y lentaâ€.
Se entrega la autora de Decreación (2005) a un frenesà léxico, como si la actividad mantuviera la pesadumbre a raya. Distorsiona el lenguaje a fin de permitir la divulgación y visualización de nuevos patrones y principios:
“Las palabras humanas carecen de interruptor principal. Tan sólo son chispazos en la oscuridadâ€.
El diseño del libro, a cargo de la fotógrafa Arlene Goldberg y el traductor Olivier Tafoiry (una caja que contiene una sola hoja de papel doblada hasta el infinito), agrega capas de significado, como si una mujer y su pena no fueran de por sà suficientemente dramáticos.
Encerradas, bifurcadas, las divisiones inherentes al discurso, “una habitación de la que no puedo salir (…) al mismo tiempo, un lugar compuesto enteramente de entradasâ€. El material subjetivo coexiste con la versión objetiva. Se enfrenta la poeta de Albertine (2014) a su propio rostro proyectado, magnificado, en soledad absoluta.
“FÃjate en la persona [en la pintura de Giotto] con las manos alzadas y sin boca (tal vez su hermana) ubicada detrás de Lázaro para llenar este espacio con mudezâ€.
Destellos de autoconocimiento en máscaras, artificio y sencillez en tensión, desentrañan la idea de que incluso la emoción más urgente y sincera necesita encontrar una fórmula, que debe rehacerse como artificio.
Se captura la naturaleza iterativa del duelo reflejada en el proceso de crear hileras. Se busca un sentido del mundo no predeterminado por la lengua. “Puesto que nuestras pláticas fueron escasas (…) vuelvo a sus frases que recuerdo como si me hubieran pedido traducirlasâ€. A través de preguntas sobre la naturaleza del amor, la pérdida y la fe, el daguerrotipo inconcluso de lo desaparecido, multiplicado en constelaciones e incógnitas, en retos que la creadora norteamericana aborda a través de los caracteres reconocibles de un glosario: “Arrepentirse significa ‘el dolor otra vez’â€. A través de la cronologÃa inversa, términos en el diccionario de la pérdida, versiones de la prótesis neural, borrado de décadas de vestigios a través del reemplazo de una red de páginas en blanco y láminas multicolores, imbuidas de pensamientos.
En Nox, el estilo se empodera contra las noches del significado, “como quien navega hacia alguna parte y fuese necesario practicar rituales en determinados lugares, a ciertas horasâ€. Logra la finalista del Premio National Book Critics Circle registrar el mal de la exclusión y la impotencia de lo que sobrevive. A través de una compasión instintiva, nos demuestra que es posible explorar los dilemas morales que se encuentran en el corazón del drama.
“Pero todo terminó, y no logramos que nada funcionara, una y otra vez frustrados renunciamos, arrojamos las vÃctimas al marâ€.
Ocasionales ráfagas de lucidez se adentran en la pesadilla del sentido. “Seguimos navegandoâ€. Una visceral teatralidad engendra una iluminación que penetra en la niebla.