Los Sparks tienen una canción llamada Lighten up, Morrisey en la que el narrador le pide a Morrissey que afloje un poco y deje de ser tan perfecto y tan ingenioso, porque la chica del narrador es fan del cantante de los Smiths y el narrador tiene la impresión de salir perdiendo en las comparaciones. Es una canción muy chistosa por la forma en que caricaturiza nuestra tendencia a idealizar a estrellas del pop-rock pese a los numerosos indicios de que la mayorÃa de ellas son un poco impresentables.
Sirve de ejemplo la última trastada del propio Morrissey: empeñarse en publicar su libro de memorias Autobiograhy en la colección Penguin Classics. Vete a saber cómo fueron en realidad las negociaciones pero, si nos hemos de fiar de la prensa, los editores del pingüino habrÃan preferido sacar esa autobiografÃa en una colección en la que encajase, pero el cantante amenazó con rescindir el contrato si no le hacÃan un rinconcito ahà junto a Mark Twain y Gustave Flaubert.
En literatura nadie duda que habrá unos cuantos autores contemporáneos que tarde o temprano serán considerados clásicos, pero el protocolo habitual era esperar por lo menos a que murieran antes de clasificarlos como tales. David Foster Wallace, por ejemplo, apuesto a que llegará el dÃa en que colará como clásico, pero aún no porque su cadáver todavÃa está tibio.
El ruido de vestiduras rasgándose se oyó de lejos, las burlas de los aficionados a leer los clásicos de verdad fueron inclementes, no quieran ustedes ni imaginarse lo afilado de las puyas de los fans de Oscar Wilde. La indignación llegó a unas cuotas dignas de causas con más repercusión en el mundo real.
Seamos honestos: la broma de Morrissey podrÃa incluso ser intencionada. Aunque sea una estrella del pop-rock, creo que es lo suficientemente listo para ver diferencias entre su prosa y la de Fiódor Dostoievski. En los ochenta se ponÃa ramos de flores en el culo y salÃa con ellos a los escenarios a cantar estupendas canciones sobre luces que nunca se apagaban. Quizá ahora tampoco le importa arriesgarse a hacer un poco el ridÃculo para atraer la atención de los medios, vender libros como churros, y, ya puestos, reflejar parte de esa atención hacia las grandes joyas de la literatura universal. Fuese esa su idea o no, está claro que el asunto ha servido para que nos acordemos un poco del inmenso patrimonio literario de la humanidad, de todas esas obras imprescindibles que muchos no tendremos tiempo de leer, porque son muchas, incluso si nos ponemos estrictos y contamos sólo las que ya han pasado por el filtro del tiempo.
Hola, por cierto, es un honor colaborar con RdL!
[…] Penguin Books publicó la autobiografÃa de Morrisey en su colección de clásicos, junto a Mark Twa… […]
[…] Me estreno con un artÃculo intitulado Autobiography y otros clásicos. […]
Hola Xavier! Noto un aire de fracaso, disgusto y envidia en tu redacción.
😉
Marc
Me resistÃa a considerar el absurdo dogmático de que los ingenieros ni podÃan, ni debÃan escribir. Gracias a Ãgueda por dejármelo claro.
La polémica entre «la alta cultura» y la «cultura popular» tiene que ver con el egocentrismo de los intelectuales académicos occidentales, algunos haciendo «periodismo»
[…] and gentlemen, pego aquà mi artÃculo de enero en la Revista de Letras. Si nada se tuerce el miércoles sale […]
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