Una vez establecidas las pautas conductuales del protagonista, no debe sorprender al lector que produzca reflexiones del estilo de las siguientes donde se mezcla realidad y literatura:
Y, cayendo en esta burda actividad, resulta imposible no recordar el momento de leer el instante mágico de melancolÃa proustiana bañada en leche y el temor que tenÃa de quedar decepcionado, que la fama fuera mayor que el texto en sà como en tantas otras ocasiones sucede, pero no fue asÃ. Como una ola expansiva, devastadora, el viaje al pasado fue creciendo desde las papilas gustativas del protagonista hasta años atrás. Quizás una de las pocas gestas literarias que no está sobrevalorada.
Y, de repente, Vila-Matas cambia las reglas del juego.
“Unos nombres de autores que, al reforzar con sus vidas mi autobiografÃa, me ayudarÃan a componer un retrato más amplio y curiosamente más fiel de mi verdadera personalidad, hecha en parte a base de los diarios Ãntimos de los demás, que para eso están, para ayudar a convertir a alguien, que por sà solo serÃa más bien un hombre desarraigado de todo, en un personaje complejo y con cierto tÃmido amor a la vida.â€
Pero lo que se mantiene intacto es la pasión/obsesión del protagonista por la literatura y su constante defensa y alabanza.
“El tránsito instantáneo hacia otras voces y otros ámbitos es una de las secretas ventajas que tiene la literatura sobre la vidaâ€, nos dice, “porque en la vida ese tránsito nunca es tan sencillo, mientras que en los libros todo es posible y además, muchas veces, de una forma asombrosamente fácilâ€.
Porque en la vida no podemos desaparecer, por mucho que lo deseemos en determinadas ocasiones y tenemos que afrontar cualquier situación hasta el final, cualquier insoportable conversación hasta la saciedad de nuestro interlocutor/monologuista.
O uno de demoledor que combina literatura y arte: “Apagar la luz y quedarte a oscuras con todos los personajes de Hopperâ€. Imagen potente; tristeza extrema, que encauza el giro decididamente pesimista del protagonista: “a comienzos del siglo XXI, me encuentro solitario y sin rumbo en una carretera perdidaâ€, se sincera. Se trata de un personaje perseguido por el pasado, por los recuerdos, o lo que queda de ellos que se cuestiona el valor del pasado, de la vida vivida: “sin las ruinas de esos recuerdos, sin la memoria, serÃa aún más angustiosa la vida, aunque tal vez sea aún más angustioso darse cuenta de que cuanto más crece nuestra memoria, más crece nuestra muerte […] porque el hombre no es más que una máquina de recordar y de olvidar que camina hacia la muerte.†Quejas existenciales con claras resonancias heideggerianas.
Un libro que anima a, e incluso parece obligar a, que nuestra razón divague. Que se sumerja en los mundos paralelos generados por la literatura, en los sueños de la razón de Goya y los delirios quijotescos llevándonos a otras realidades. Motivo más que suficiente para su lectura.
Roger Simeón es licenciado en FilosofÃa (UdG) y Periodismo (University of Stirling). Autor y dramaturgo que ha estrenado obras en Barcelona ('Tu i Jo', 'Els Convidats'), Londres ('You and Me') y Nueva York ('Los columpios'). Creador del blog literario 'Fitxes de lectura' y del teatral 'Moments de Teatre'.
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[…] era entonces yo? A menudo era simplemente la negación de todo lo que afirmaba mi interlocutor†(texto de Roger Simeon acerca de El mal de Montano, Revista de Letras, La Vanguardia, 6 de junio […]
[…] era entonces yo? A menudo era simplemente la negación de todo lo que afirmaba mi interlocutor†(texto de Roger Simeon acerca de El mal de Montano, Revista de Letras, La Vanguardia, 6 de junio […]