Eduardo Moga | Foto cedida por el autor

Londres no era una fiesta

/
Eduardo Moga | Foto cedida por el autor

En una ocasión, un profesor de Historia me dijo que lo único que necesitaba para aprobar su asignatura era saber leer y escribir. Tal vez le faltó añadir “bien” a los dos infinitivos, pero entendí fácilmente la dificultad de tal exigencia, ya que saber leer y escribir, es decir comprender y expresarse con claridad, resulta ser el más precioso fruto del aprendizaje y, por lo que parece, es algo cada vez más excepcional, y eso a pesar de la implantación desde hace décadas de la alfabetización universal en nuestro país. Lamentablemente, la mejora de nuestra capacidad de entender y explicar el mundo que nos rodea no se constata en demasía en estos tiempos de moderneces y eufemismos en los que vivimos, más bien al contrario; aunque me temo que el problema no sea educacional, o no solo educacional, sino más bien social o global; y con la acumulación obscena, cada vez mayor, de informaciones con obsolescencia programada en los mass media, todo parece hasta menos comprensible, más inexplicable.

Por todo ello, cuando me encuentro ante alguien que entiende lo que lo le rodea y lo sabe expresar (bien), me apresuro a celebrarlo y publicarlo como hago ahora mismo con el último libro de Eduardo Moga. Además, los últimos volúmenes en prosa del barcelonés, poeta, crítico literario, traductor, etc., que transitan entre el diario personal, el relato de viaje y/o la crónica sociológica, literaria o de actualidad, lo hacen poseedor, como dijo Josep Pla, otro inventor de diarios personales, de “esa diabólica manía de escribir”. Diabólica por irrefrenable, omnicomprensiva y, tal vez, hasta autodestructiva.

Ciertamente, tras la aparición de la primera parte de las Corónicas de Ingalaterra en la editorial sevillana La Isla de Siltolá en el 2015, aparece ahora la segunda parte (y última) de estas vivencias londinense de un Moga, como anunciaba antes, cada día más prosista. Cabe señalar, por si a estas alturas alguien no lo sabe, que el autor abrió un blog en septiembre del 2013 para ir dejando constancia de sus experiencias de expatriado en Londres, y el actual volumen publicado por Varasek recoge las mejores entradas de los últimos dos años, hasta finales del 2015, cuando se decidió a abandonar la Pérfida Albión y volverse a España.

“Llevamos tres mudanzas en tres años” se acaba lamentando el autor en la última entrada recogida en el libro, en una expresión que nos descubre algunas de las dificultades de la vida cotidiana en Londres y nos desvela la mirada de quien observa con detenimiento lo complejo, sufre en carne propia y sintetiza la realidad a la perfección. Y es que la vida en Londres, una de las ciudades más atractivas, pero también más caras del mundo, no resulta siempre una fiesta o, como dice el mismo Moga, se trata de una “supuesta sociedad de las oportunidades.”

Varasek Ediciones

Pero la capital británica no es únicamente un lugar para trabajar o difícil para vivir, hostil para sus propios pobladores, también es una gran ciudad, cuna de una tradición literaria y artística de carácter universal; y para el autor de estas “corónicas”, buen conocedor de la literatura en lengua inglesa, representa la oportunidad de pasear por lugares donde vivieron algunos de sus autores más famosos, como George Orwell, Evelyn Waugh o el mismísimo Dickens, o de visitar museos dedicados a escritores, o instituciones que fomentan las artes y las letras. Y, además de brindarnos sus impresiones sobre las grandes instituciones museísticas que resplandecen en la urbe, Moga nos descubre pequeños rincones donde saborear tranquilamente el Arte, lejos de las hordas de turistas, como la Colección Wallace, en Hertford House, o el museo Foundling, así como ferias dedicas al libro de ocasión, conciertos de jazz en criptas de iglesias, etc. Lo que resultará ciertamente útil para quien quiera descubrir un Londres más incógnito, más interesante y hasta más amable.

Además, este libro será de utilidad indudable para los que quieran entender por qué una mayoría de la población británica ha votado a favor de la salida de su país de la Unión Europea, ya que podrá encontrar en estas corónicas una aproximación sociológica a los ingleses, que siguen aferrándose al aislacionismo y hasta al racismo para proclamar su diferencia, su identidad; esta realidad, que se ha hecho muy presente tras el Brexit, el autor sabe descubrirla o predecirla con gran olfato al hablarnos, por ejemplo, del fenómeno político representando por el UKIP.

Podríamos concluir, aunque suene a lugar común para todas las grandes capitales, que Londres es una ciudad de contrastes; y si hay algo que le guste a Eduardo Moga son los contrastes, y él los halla por doquier: en las grandes cuestiones de la política o la economía, y también al realizar conexiones entre diferentes aspectos, aparentemente nimios, de la realidad, y que un atento observador como él sabe unir genuinamente para explicar, mucho mejor que las agencias de noticias, la actualidad de una ciudad y de un país. Así, por poner un ejemplo:

“En una plazuela en cuyas paredes se acumulan escudos de armas e inscripciones en latín, dos barrenderos hablan en español, mientras limpian perezosamente el embaldosado de hojas; y uno de ellos, por cierto, se caga en el imperio británico.”

Por último, junto a las impagables consideraciones sobre la sociedad inglesa, Moga traza en estas “corónicas” un agrio autoretrato, no exento de sarcasmo, en el que la decepción, la impertinencia y el desapego, pero también la obstinación, se dejan leer en las entrelíneas. También cabe destacar la sabia claridad con la que están escritas, siempre con toques de necesaria erudición; así como la aparente ligereza con la que se trata los temas, nunca exentos de una mirada a contracorriente, hasta lo políticamente incorrecto o el humor. Al fin, estamos ante un autor que sabe leer la realidad que le ha tocado vivir y, felizmente para sus lectores, la explica de la manera más amena posible: magistralmente.

Agustín Calvo Galán

Agustín Calvo Galán (Barcelona, 1968) ha publicado 'Letras transformistas', una selección de sus poemas conceptuales y visuales (2005), 'Otra ciudad' (libro objeto, 2006), 'Poemas para el entreacto' (2007) y 'A la vendimia en Portugal' (2009). Su obra como poeta visual ha sido recogida en varias antologías especializadas.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Previous Story

El Sabbat

Next Story

Dolor flameando al viento

Latest from Críticas

La memoria cercana

En 'La estratagema', Miguel Herráez construye una trama de intriga que une las dictaduras española y

Adiós por ahora

Eterna cadencia publica 'Sopa de ciruela', volumen que recupera los escritos personales de Katherine Mansfield