Los impresionantes frisos del Altar de Pérgamo o del Altar de Zeus en Pérgamo (hoy en el Pergamonmuseum de BerlÃn) nos narran una Gigantomaquia, una lucha mitológica entre hombres y monstruos gigantescos, entre el orden y el desorden, entre la razón y la locura, entre la civilización y la barbarie. Desde la antigüedad, Occidente, con Grecia como cuna, ha representado la civilización y la cultura frente a todo lo otro que podÃa ser calificado de bárbaro, extranjero, irracional, diferente o salvaje; y este complejo de superioridad imperante sobrevivió incluso a los irreparables desastres de la colonización europea en otros continentes, y tuvo su momento culminante y también su punto de inflexión en el Tercer Reich alemán. Es decir, parafraseando la famosa frase de Adorno ¿tiene sentido la cultura, la civilización occidental, como visión triunfante, tras Auschwitz? Y es que nadie podrá negar que Alemania era considerada, en los años 30 del pasado siglo, el paÃs más culto de Europa, la patria de Bach, de Kant o de Goethe, el faro del pensamiento y la cultura occidental. La cuestión, indudablemente, que planteó Adorno fue precisamente cómo debÃamos mirar la cultura occidental antes y después del nazismo; y, si concluimos que el nazismo fue su fruto más terrible ¿en qué lado debemos situar lo producido por la cultura occidental, del lado de los bárbaros o el de los civilizados? La respuesta, tal vez, esté en el exilio.
Pero, se preguntarán al leer el tÃtulo de este artÃculo ¿qué tiene que ver un poeta argentino, homosexual, activista polÃtico, exiliado y fallecido en Sao Paulo en 1992 y un novelista austrÃaco, judÃo, exiliado y fallecido en ParÃs en 1939? O, mejor dicho, ¿qué tienen en común Joseph Roth y Néstor Perlongher? Pues, primero de todo y causa de este artÃculo, la actualidad editorial, nada más y nada menos que la coincidencia en el tiempo de la aparición de dos libros -necesarios- que nos los traen a España. Por un lado, la editorial Libros de la resistencia (Madrid) acaba de publicar El roble de Goethe en Buchenwald, traducción, edición, y glosas de José Luis Gómez Toré (Madrid, 1973) poeta y ensayista, en torno al último texto del autor de La leyenda del santo bebedor, testigo del desmoronamiento material y moral del imperio en el que habÃa nacido y vivido, quien en su último texto, en su exilio parisino, antes de morir quiso dejar un testimonio y ¡En honor a la verdad! (frase inicial del texto) reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo en el Tercer Reich. Y, por otro lado, la editorial Varasek (también madrileña) acaba de poner en circulación la antologÃa Rivales dorados de Néstor Perlongher (edición y prólogo de Roberto Echavarren), un autor prácticamente desconocido en España.
Asimismo, al ir adentrándose en ambos libros, les seguirá llamando la atención, en este pequeño mundo de coincidencias intemporales, que el primer libro del argentino se tituló “Austria-HungrÃa†(1980) y que en la edición del texto de Roth, Gómez Toré reflexiona sobre cultura y civilización tomando varios hilos conductores (además de la famosa sentencia de Adorno, de los silencios de Heidegger, de las ideas sobre banalización del mal que acuñó Hannah Arendt, de Jorge Semprún en Buchenwald, o de la poesÃa posterior a Auschwitz, y nunca mejor dicho, de Celan y Bachmann), uno de ellos, alejado aparentemente del Tercer Reich es la represión que ejercieron los regÃmenes militares surgidos en los años 70 en Latinoamérica y que, de alguna manera, fuero continuadores de la “solución final†como forma de eliminación de los elementos considerados subversivos. Más aún, José Luis Gómez Toré realiza un excelente ejercicio de sÃntesis, resiguiendo una gran cantidad de aspectos culturales en torno al nazismo, sus antecedentes y sus repercusiones, hilvanando o desarrollando perfectamente y de manera amena y clarificadora (incluso para los que no estén familiarizados con la terminologÃa filosófica) las ideas planteadas en el último texto de Roth.
Por otro lado, podrán hallar en la poesÃa de Néstor Perlongher un revulsivo incómodo contra gran parte del dresscode que impera en el panorama poético español actual. Y es que el argentino presentó su estilo poético bajo una denominación que el mismo habÃa inventado: “neobarrosoâ€. Es decir, que reúne en sus texto una forma barroca de expresarse, incluso retomando términos arcaizantes, siempre desde el exceso y la multiplicación de sentidos, añadiéndole el barro y el habla de la periferia de Buenos Aires, o el sustrato más invisibles del ambiente homosexual de la época; por lo que ha sido incluido en las corrientes neobarrocas, y se le ha conectado con otros gigantes de las letras hispanas como Lezama Lima o Pedro Lemebel. El efecto creado con su poesÃa es, además de muy expresivo, asombroso para los lectores españoles, que ven su lengua reducida a la simplificación más digerible, y que algunos intelectuales conservadores, nacionalistas del idioma y (si Gregorio Morán me lo permite) mandarines academicistas se han dedicado a rebautizar idiotamente como castellano actual. Contra esa etiqueta de “castellano actual†tanto como contra la guerra de las Malvinas, contra la represión sexual tanto como contra el business de lo gay normalizado, contra las corrientes ad hoc tanto como contra los totalitarismos luchó Perlongher en su Argentina natal y, después, en su exilio brasileño, y lo sigue haciendo en presente desde sus textos en esta España nuestra y, parafraseando a Roth, en estos tiempos en que los sÃmbolos resultan tan baratos.
Al fin, podrán adentrarse en un extenso poema, fundamental en la obra del argentino, un texto intemporal que sigue removiendo conciencias, escrito en los años más negros del régimen dictatorial que convirtió su paÃs en un gigantesco y silencioso cementerio sin tumbas: Cadáveres, del que extraigo unos versos:
“En el decaer de esta escritura
En el borroneo de esas inscripciones
En el difuminar de estas leyendas
En las conversaciones de lesbianas que se muestran
la marca de la liga,
En ese puño elástico,
Hay cadáveresâ€
Por último, no podemos dejar de felicitarnos por la edición de estos dos libros tan aparentemente distintos y tan fundamentales por dos editoriales que están haciendo enormes esfuerzos no solo por sobrevivir (en la auténtica Gigantomaquia de la edición actual), sino también por publicar sin miedo, con riesgo y con sentido crÃtico.