Quizás sea una de las fotos más conocida del periodismo de investigación. En ella aparecen los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein con Katharine Graham en la redacción del Washington Post. El famoso escándalo polÃtico, titulado como Watergate, se halla en su auge. La investigación periodÃstica que encabeza el periódico llevará a Richard Nixon a ser el primer presidente de Estados Unidos en verse forzado a dimitir de su cargo. Si el hombre más poderoso del mundo es el presidente de la primer potencia mundial, Estados Unidos, la mujer que logra derrocarlo se convierte entonces en la mujer más poderosa del mundo. Su autobiografÃa, Una historia personal, traducida y reeditada por la editorial Libros del KO, narra la historia de su familia, su desafÃo personal como directora del periódico durante mas de cuarenta años y los sucesos que la convirtieron en una figura mundial del periodismo.
Hija de un matrimonio judÃo, su padre, Eugen Meyer, era un banquero experto en análisis de inversiones que supo obtener grandes ganancias en Wall Street. Meyer adquirió el Washington Post en una subasta en 1933 cuando el rotativo se encontraba en bancarrota, donde su hija, Katharine, empezó a trabajar desde los puestos más bajos.
En 1940 se casa con Philip Graham, un joven abogado que obtiene la confianza de su suegro, a quién le ofrece el puesto de director del periódico. Elección realizada en detrimento de su hija al considerar que el cargo no era el adecuado para una mujer. Katharine Graham pasa a un segundo plano. Acosado por problemas de salud, su marido se suicidarÃa tiempo más tarde. Viuda a los 46 años, Katharine Graham deja la vida de esposa felpudo, como ella misma define, y asume la presidencia de la empresa, acallando los comentarios sexistas sobre su capacidad de gestión y liderazgo. Pronto da muestras de fortaleza tomando decisiones que convertirÃan a éste periódico en un rotativo de prestigio mundial.
En 1971, Graham decide publicar los Papeles del Pentágono, el estudio secreto sobre la Guerra de Vietnam elaborado por el gobierno. La administración Nixon presiona para evitar su salida a la luz, amenazando con retirarles las licencias de televisión. Graham alega que estos documentos no ponen en peligro la seguridad del estado, y los publica.
Un años después, en 1972, Katharine Graham apoya a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein en el caso Watergate. La empresa y ella misma vuelven a enfrentarse con amenazas y presiones por parte de la administración Nixon. Una vez más se ponen las licencias de televisión en juego y las acciones de la compañÃa bajan a la mitad de su precio. Pero Graham resiste y defiende la independencia de sus dos empleados hasta que Nixon, acosado por los acontecimientos, dimite. Es entonces cuando el diario es aclamado públicamente. La red de espionaje y sobornos que buscaba asegurar la reelección del mandatario republicano sigue presente aún hoy en toda su dimensión en el imaginario de Estados Unidos, que se empeña en añadir a cada uno de sus escándalos el sufijo -gate, por pequeños que sean.
Graham sacarÃa al diario de la ruina para transformarlo en lo que es hoy en dÃa: un conglomerado mediático que incluye desde alianzas con Microsoft hasta servicios de televisión por cable, reconstruyendo un periódico en quiebra. Arquetipo de la alta sociedad americana, era una dama atenta y educada, pero al mismo tiempo capaz de «insultar como un marinero», como escribió  el Post en su necrológica. Una mujer en el ojo del huracán que escribe en Una historial personal el relato de su vida con agudeza, estilo y humor.