Leà hace meses una novela extraña, en la que hablaban de unos macabros experimentos llevados a cabo de forma clandestina. En ellos, se cortaban las cabezas a ciertos sujetos con la intención de registrar las palabras póstumas que de las cabezas sin cuerpo emanaban. El resultado era… mejor lean la novela porque merece la pena. Se titulaba La comemadre y la firmaba un tal Roque Larraquy, joven escritor argentino que ahora ha publicado este libro que aquà comentamos: Informe sobre ectoplasma animal.
En ambos tÃtulos advertirá el lector una misma preocupación temática: la protociencia de principios del siglo XX, llevaba a sus extremos más oscuros y delirantes. En La comemadre, se investigaba una especie de limbo de consciencia entre los vivos y los muertos, mediante esos segundos de vida que la cabeza decapitaba podÃa aún verbalizar. En Informe… Larraquy nos descubre los avatares de la Sociedad Ectográfica Argentina.
La ciencia de la fotografÃa ectoplasmática, nos explica, nace en Argentina en 1911. Básicamente consiste en atrapar imágenes de los espectros o ectoplasmas de animales que han muerto. No sé, a mà la idea, desde un punto de vista literario me parece genial. Imaginativa y desquiciante al mismo tiempo. De hecho, conjeturar un libro que aventure una ciencia improbable –fotos de espÃritus animales, por ejemplo-, creo yo, demuestra que en literatura no están todavÃa todos los asuntos tratados.
El estilo sobrio, casi académico, contrasta con la descabellada propuesta: la catalogación de casos de ectoplasmas animales registrados en Argentina. ¿Perros muertos que han dejado su presencia etérica?
Fantasmas de animales: caballos que se presentan al revés, serpientes, caninos, seres no-vivos y fantasmagóricos que producen la desviación de objetos debido a la energÃa que durante sus vidas emanaban. Una locura, es cierto.
En definitiva, animales muertos, presencias que son registradas gracias a la labor cientÃfica de esta peculiar sociedad argentina. No obstante, el curioso lector podrá descubrir en este extraño catálogo de apariciones animales distintos casos y aprender la diferencia entre espectro y ectoplasma.
El libro, además de recontar algunos de los más curiosos casos de ectoplasmas animales, recoge parte de la correspondencia del máximo responsable de esta sociedad.
Este es un libro alucinante e inclasificable que trabaja una de esas zonas penumbrosas de la ficción disfrazada de falso ensayo. El tono, como ya decÃamos, es sobrio. Pero los temas coloristas, esquizofrénicos aunados a un inteligente y fino sentido del humor, hacen que la breve lectura de estas páginas nos haga disfrutar y reconocer la figura de un escritor que hablaba un idioma propio.
 Este catálogo de zoofantasmas es una de esas piezas raras, inusuales, una lÃnea divergente en la nueva literatura.
Viene acompañado con ilustraciones de Diego Ontivero. Algunas abstractas, cercanas al cubismo, en su mayorÃa predominadas por figuras geométricas y lÃneas rectas no están muy en consonancia con el texto en lÃneas generales. No obstante, otorgan al libro cierta textura experimental y, si bien no son explÃcitas, al menos sirven para sugerir otra ruta de lectura.