Aunque no es la primera antologÃa dedicada a la obra del poeta Jenaro Talens, El azar nunca deja cabos sueltos (Cátedra, 2021) ofrece un recorrido diferente a la anteriores y aporta poemas inéditos de su última etapa, en especial, Memorial de una pandemia, escrito durante el año pasado en tiempos de confinamiento. La edición corre a cargo de José Francisco Ruiz Casanova.
«Nunca fue el pensamiento
sino un fiel servidor de la mirada».
El azar nunca deja cabos sueltos, reúne un total de doscientos catorce poemas de Talens extraÃdos de sus anteriores antologÃas: cuatro pertenecientes a sus primeros poemas (1960-63); treinta y uno de Cenizas de sentido (1962-1975); cincuenta y tres de El largo aprendizaje (1975-1991); cuarenta de Puntos cardinales (1991-2006); y setenta y dos de Los tigres de agosto (2006-2020). A esta selección se añaden los catorce de Memorial de una pandemia (2020), siete traducciones inéditas –Petrarca, Galileo Galilei, LuÃs de Camóes, Giacomo Leopardi, Elsa Lasker-Schüler, Yves Bonnefoy y Nuno Júdice– y quince textos sobre poesÃa y poética. Todo acompañado por la introducción a cargo de Ruiz Casanova. Una edición, por tanto, muy completa para dar cuenta de una poética que abarca sesenta años.
A lo largo de la introducción, Ruiz Casanova se detiene para hablar del término que, de manera general, se usa para definir, de manera algo reductora, la obra de Talens: la metapoética. Una etiqueta que, en efecto, nos habla de la manera de operar del poeta, y, a su vez, lo limita en exceso: está bien categorizar y puede servir para ciertos propósitos, pero, a la larga, y ante una obra tan compleja y extendida en el tiempo como la de Talens, deviene algo escaso; al menos si se lleva a cabo de una manera tan solo formularia que puede anular la singularidad de una mirada que, como se puede apreciar en los poemas que componen esta antologÃa, no solo ha variado con el paso de los años, también ha ido transformándose sobre sà misma, adaptándose y, siempre, buscando nuevos caminos expresivos, nuevas formas de crear imágenes a través de la palabra.
En la introducción se recupera unas palabras de otro gran poeta, Guillermo Carnero, de quien recientemente Cátedra editó su magnÃfico JardÃn concluso (Obra poética 1999-2009), a través de las cuáles reflexiona también sobre el tema metapoético y cuyas palabras se pueden aplicar a Talens:
“Si el poema surge de la necesidad del autoconocimiento ante las interrogaciones del mundo y del yo o ante el conflicto del yo en el mundo, y gracias al poema se define y se resuelve ese conflicto y se da respuesta a esas interrogaciones, entonces es lógico que la metapoesÃa se plantee como una cuestión existencial básica, en quien no tenga el pensamiento disociado de las emociones. Siempre me ha preocupado la capacidad limitada del lenguaje para reflejar la realidad exterior y la mental, y para comunicar ese reflejo; la transmutación de la experiencia emocional en discurso escrito; la adquisición de autoconciencia e identidad que el poeta obtiene al escribirse; su concepto de la vida real como una cantera de estÃmulos poéticosâ€.
Nos interesa, con relación a Talens, esa última parte en la que Carnero habla de esa preocupación sobre el lenguaje como vehÃculo para transmitir las emociones subjetivas del poeta y convertir estas en algo que vaya más allá del mero ejercicio personal y pueda conducir al lector hacia una experiencia, también personal y única, en la que lo escrito devenga en imagen que va más allá de lo individual. Una búsqueda, una pulsión, que se alza como detonador del acto poético de Talens desde sus inicios mediante una obra que dialoga con la tradición poética a la par que, a lo largo de los años, atiende a las derivas coetáneas, asà como dejando que sus traducciones se introduzcan de manera directa o indirecta en su trabajo poético. Una confluencia que ha ocasionado que la poética de Talens, en ocasiones, sea vista como aproximación casi más teórica que artÃstica, como si cada poema fuese, en verdad, una reflexión teórica, cuando, en verdad, ambos aspectos confluyen en sus poemas, sea cual sea la opción formal que Talens elija, como parte de un todo creativo. Del mismo modo, su trabajo en el interior de la crÃtica y teorÃa visual y cinematográfica, la cual se puede rastrear en numerosos poemas, conduce a esa asimilación de un trabajo más teórico que creativo. Sin embargo, la confluencia de estas disciplinas da como resultado la búsqueda de una poética que cree unas imágenes corpóreas, de una gran fisicidad a la hora de transformar pensamientos y emociones más etéreas, casi abstractas.
«Toda historia es ficción.
Y más aún: solo como ficción la historia existe.
Porque no hay tiempo, sino realidad
que acomoda la luz en la memoria».
Hay, además, una inquietud constante en los poemas de Talens para establecer una relación con lo real que tiene que ver con esa búsqueda de la corporeidad. Una poética que rehúye el mero onanismo expresivo para establecer una dialéctica entre ese yo que percibe algo y lo transforma en poesÃa y aquel que lo lee. Una relación en el plano de la realidad, que intenta poetizar lo externo a través de la perspectiva interior de un poeta que asiste, no sin un tono ostensiblemente melancólico, ante una realidad que se transforma y que conduce hacia la necesidad de entenderla mediante el trabajo del lenguaje. El signo poético deviene, entonces, en el camino hacia unas imágenes que, como se aprecia en esta antologÃa, acaban convirtiéndose en el diario vital de un poeta cuya poesÃa surge de su yo, pero que nunca habla tan solo de él.
“Palabras y palabra y palabras. Una pasión que sobrevive al pairo del lenguaje. No retratar un hombre o su dolor, ni la indelicadeza de algún sÃmbolo. Imágenes tan solo. Imágenes que narren una historiaâ€.