Jerónimo Pizarro: «Es muy difícil vivir en medio de la incertidumbre»

Conocí a Jerónimo Pizarro en Barcelona hace ya cinco años. En 2008 fue invitado por Elena Losada a la Universidad de Barcelona para dar una charla sobre la edición de textos de Fernando Pessoa. Jerónimo contaba entonces con treinta y un años y una trayectoria impresionante: Doctor en Lingüística Portuguesa de la Universidad de Lisboa y en Literaturas Hispánicas de la Universidad de Harvard y profesor del Programa de Crítica Textual de la Universidad de Lisboa. Actualmente es profesor de la Universidad de los Andes y titular de la Cátedra de Estudios Portugueses del Instituto Camões en Colombia. En abril de este año organizó la FilBo2013 en que Portugal fue el país invitado.

Desde el principio lo que más me llamó la atención de Jerónimo Pizarro fue tanto el dominio y la rigurosidad que tenía del universo de Fernando Pessoa como la disponibilidad para ayudar, aconsejar y tutelar cualquier duda, sugerencia o proyecto referente con el escritor portugués.

Que Pizarro recibiese el premio Eduardo Lourenço era una cuestión de tiempo. Asistí en junio a la entrega del galardón en Portugal. Recuerdo a Pizarro entre nervioso, expectante y orgulloso mientras las distintas autoridades loaban sus méritos. El mismo Eduardo Lourenço afirmó que ‘cuando alguien da con la Galaxia Pessoa, se heteronimiza”. En diciembre del mismo año, seis meses antes del premio, Pizarro afirmó, en un coloquio sobre El libro del desasosiego en la Universidad de Lisboa, que Pessoa nos hacía a todos heterónimos. Desde que se acercase al escritor portugués, Pizarro ha editado más de veinte obras de y sobre Fernando Pessoa. Después de la entrega del premio respondió, para Revista de Letras, a las siguientes preguntas:

Jerónimo Pizarro (foto: Diego Giménez)
Jerónimo Pizarro (foto: Diego Giménez)

¿Qué se siente al ganar el premio Eduardo Lourenço?

Lo primero fue la noticia. Llegó en un momento clave, casi mágico: la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo 2013), cuando Portugal invadió la capital colombiana. Me demoré en asimilar la noticia, por la alegría y por su timing casi inverosímil. Después pasaron los días y me desplacé a Guarda, ciudad “lourenceana”, para la ceremonia de entrega del premio. Sentí que el Centro de Estudos Ibéricos (CEI), y Portugal, por extensión, me estaba dando un espaldarazo y ánimos para proseguir. Presentí también que mi responsabilidad aumentaba, pues el premio me asociaba a un Maestro, a una figura tutelar de la lengua portuguesa… Todo premio es un arma de doble filo, en el buen sentido de esta expresión: por un lado, implica un reconocimiento; por otro, crea expectativas. Después de un premio, como después de un buen libro, muchas personas esperan que tú no dejes de hacer lo que haces y que lo hagas siempre mejor; e incluso te dan recursos para que así sea. Parte del premio que recibí lo voy a utilizar, precisamente, para hacer posibles nuevas ediciones que ya venía preparando.

En uno de los discursos de entrega del premio, José Barreto afirmó que la Universidad portuguesa había cometido un error no reteniéndolo…

Es algo que yo no puedo afirmar, aunque sí me duele, por mí y por otras personas, tener la imagen que tengo de la Universidad portuguesa: la de un castillo alrededor del cual se forma una picaresca: becarios, investigadores, doctores, asistentes, que luchan por un puesto mientras el número de alumnos disminuye. Ahora bien, lo último que haría es presentarme como víctima, porque yo soy apenas una persona más, en el contexto europeo, a quien la formación no le garantizó un futuro en el país que más lo deseaba. En este sentido, el premio que recibí tiene un aspecto simbólico: lo recibe un profesor joven, que pertenece a una generación sin un futuro “certo”, y que hace lo que hace (editar, organizar eventos, dictar clases, traducir, escribir) por obstinación y gusto.

¿Cómo ve el futuro de investigadores jóvenes?

Son muy pocos los investigadores jóvenes que hoy pueden soñar con ejercer un cargo en una universidad; y es muy difícil vivir en medio de la incertidumbre, porque muchas decisiones de vida quedan aplazadas. Generaciones anteriores a la nuestra tenían acceso a trabajos duraderos o de más años; mientras que ahora todo se cuenta con números más pequeños: becas de tantos meses, contratos de tantas semanas. En el pasado, un profesor podía ser el investigador que había escrito una buena tesis o realizado un gran hallazgo. Hoy no hay trabajo ni descubrimiento que garantice un espacio docente. Y de los alumnos de una Facultad de Letras, muy pocos siguen una carrera en Letras después de graduarse.

En su discurso usted pidió que Europa mirase a Latinoamérica.

La cuestión es que Europa no puede ser solamente el sueño de un par de países centrales ni puede cerrarse sobre sí misma en un momento en que el mundo ha acortado tanto las distancias. A mí me interesa y me sorprende cómo grandes pensadores europeos, entre los cuales está Eduardo Lourenço, han pasado de un discurso europeísta a uno trans-europeísta, en poco tiempo. Y creo que el idioma portugués es trans-ibérico, al igual que la propia Iberia, que es trans-continental.

Eduardo Lourenço y Jerónimo Pizarro (foto: Diego Giménez)
Eduardo Lourenço y Jerónimo Pizarro (foto: Diego Giménez)

Fue el responsable por la presencia de Portugal en el FILBo 2013. ¿Cómo fue la experiencia?

Fue una experiencia muy satisfactoria, porque Portugal era un país poco conocido en Colombia, y ese desconocimiento generó una reacción vital y muy positiva: la curiosidad. Los libros de autores portugueses se vendieron muy bien, editoriales colombianas dejaron colecciones lusitanas abiertas y se crearon vínculos que se van a estrechar en el futuro. Por lo demás, fue un trabajo en equipo y hoy recuerdo con saudades cada paso que dimos con el Secretário de Estado da Cultura y sus asesores, con la DGLAB, con Corferias, con la Cámara Colombiana del Libro, con Booktailors, con Forstudio, con RPVP Designers, con la Embajada de Portugal en Colombia, con el Camões – Instituto da Cooperação e da Língua, y un larguísimo etcétera.

¿Qué cantidad de libros se llegaron a vender?

Se vendieron más de 11.000 libros en la librería portuguesa y se presentaron 32 obras nuevas. Toda la información sigue en línea. Además, se distribuyeron gratuitamente 10,000 ejemplares de dos “Libro al viento”.

¿Va a tener continuidad está relación entre Colombia y Portugal?

Existe la idea de organizar un festival literario más permanente, luso-colombiano o luso-ibérico. Algunas actividades conjuntas entre Bogotá y Medellín (con Portugal en el horizonte) van a tener lugar ya en 2013. Y espero y aspiro a que la Universidad de los Andes siga teniendo un lugar central en los puentes que se han ido tendiendo entre los dos países (en esta Universidad existe hoy una Cátedra del Camões – Instituto da Cooperação e da Língua).

¿Y ahora qué queda por hacer?

Después de la FILBo 2013 siento que tengo que hacer un alto en el camino y volver a pensar en el futuro de forma creativa. Pero también acumulé deudas, y mientras voy ideando nuevos proyectos tengo que terminar algunas traducciones, leer varios libros y escribir algunos textos.

Publicó en 2012 una obra llamada La mediación editorial (Ed. Iberoamericana-Vervuert) en la que analiza en el primer capítulo la historia de la edición de Pessoa y cómo la mediación editorial es un factor decisivo en la construcción de una obra y de la figura del autor. En este sentido habla de una construcción póstuma de la obra de Pessoa. ¿Por qué hay tanta diversidad de criterios en base a una misma base original?

En parte, porque no existe un solo grupo de trabajo (sino varios con criterios divergentes); y en parte, porque el único gran proyecto nacional (la edición crítica de las obras pessoanas), no volvió a ser financiado por el gobierno portugués. Pero no es sólo una cuestión metodológica ni política. Las obras pessoanas quedaron por armar e intrínsecamente están destinadas a ser múltiples. Y lo que nos debe angustiar no es que haya diversidad, sino que esa diversidad se deba menos a la naturaleza fragmentaria del legado pessoano que a una voluntad de legitimar ciertos trabajos que reclaman cambios, mejoras o actualizaciones.

En este sentido, usted suele asumir un determinado papel de editor de la obra pessoana con el que intenta ofrecer al lector el máximo de información cuando esta es necesaria para comprender la especificidad de la misma (cuando se debe a la fragmentariedad o al exceso de testimonios materiales). Este papel es a veces atacado por quienes aseguran que un editor no tendría que proporcionar tanta información y sí ofrecer una obra más ‘terminada’. ¿Está de acuerdo con este apunte que acabo de hacer y de ser así qué nos puede decir?

No creo que deba ser el editor sino el autor quien ofrezca una obra más terminada. Si el autor no terminó más su texto, el editor no tiene que hacerlo (y difícilmente tiene cómo hacerlo). Un editor de El libro de los pasajes de Walter Benjamin, por ejemplo, no tendría que hacer ejercicios calidoscópicos hasta obtener una flor, sino aceptar la constelación más caótica que tiene ante sí. Y a mi modo de ver, un lector consciente de la mediación editorial debe escoger a los editores que leen. Yo sé que si quiero leer una obra de Nietzsche, por ejemplo, una edición de Giorgio Colli y Mazzino Montinari me ofrece más garantías textuales que otras. Y en todo caso, más que estipular un canon editorial, lo que a mí me ha interesado es reiterar un principio fundamental de la crítica textual: el editor no debe hacer enmiendas o alteraciones en silencio. Para mí la cuestión no es de cantidad (ofrecer mucha o poca información) sino de transparencia: quien trabaja un archivo ajeno y contrafirma obras ajenas (que a veces el autor no sabía cómo organizar o ni siquiera había concebido como “obras”), debe declarar cómo se fraguó ese conjunto (“obras”) y cada uno de los elementos (“volúmenes”) en los que activamente participó.

Recientemente se han publicado en España tres novedades pessoanas: Alias Pessoa, Iberia y Genio y Locura. ¿Va a publicar algún otro libro de o sobre Pessoa en un futuro próximo?

Vienen varios y es cuestión de meses. Lo primero que hice tras la feria del libro y el premio Eduardo Lourenço fue volver a buscar mi vida de barrio y mis momentos de soledad, para revisar y terminar libros de los que me tuve que separar durante algunos meses. Eran mi deuda más inmediata.

Diego Giménez
http://entrefragmentos.wordpress.com

 

Diego Giménez

Diego Giménez, doctor en filosofía y pensamiento (UB) con una tesis sobre "El libro del desasosiego" de Fernando Pessoa, ha realizado diferentes actividades relacionadas con la literatura y el periodismo. Ha trabajado como redactor de LaVanguardia.com y en 2008 cofundó Revista de Letras.

2 Comentarios

  1. […] Jerónimo Pizarro é doutorado em Linguística Portuguesa pela Universidade de Lisboa e em Literaturas Hispânicas pela Universidade de Harvard. Foi Professor do Programa de Crítica Textual da Universidade de Lisboa e é membro do grupo de trabalho que desde 1988 publica a edição crítica das obras completas de Fernando Pessoa. As suas áreas de interesse e conhecimento são a crítica textual, as literaturas hispânicas e as literaturas de expressão portuguesa. Tem editado e organizado vários livros, entre os quais a primeira edição crítica-genética do Livro do Desassossego (Imprensa Nacional–Casa da Moeda, 2010) e o volume coletivo Portuguese Modernisms: Multiple Perspectives on Literature and the Visual Arts (Legenda, 2011). Duas das suas últimas edições são Eu sou uma antologia: 136 autores fictícios (co-organizada com Patrício Ferrari; Tinta da China, 2013) e uma nova edição do Livro do Desassossego (Tinta da China, 2013). Entre os seus livros de ensaios, refiram-se Pessoa Existe? (Ática, 2012) e La mediación editorial: sobre la vida póstuma de lo escrito (Iberoamericana-Vervuert, 2012). Foi distinguido em 2013 com o Prémio Eduardo Lourenço. […]

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