Oscuro Suave viene marcado por el sello caliente de autenticidad que es el deseo de regreso a un decir original u originario, si se prefiere. La infancia es la figura que enuncia desde luego esta cuestión, que se encuentra fuertemente ligada a una preocupación metafÃsica, si asà queremos llamarla. De ésta deriva, naturalmente, la del conocimiento (recurrentemente, los ojos provocan la primera serie de poemas).
Pero no se trata de un libro dado a un discurso más abstraizante; la interrogación se deja llevar por un desbordar del potencial metafórico de elementos como los ojos, la creación, el hambre. En esto recuerda más a Pascoaes que a Pessoa (de quien el autor, Pablo Javier Pérez López, es reconocido estudioso), por el régimen nocturno de la imagen. Y subrayo que el autor tiene el coraje de centrarse en estas imágenes transparentes pero que, por vÃa de un imaginario infantil y lunar le permiten centrarse en lo esencial:
“SonrÃo porque he dejado de pensar/ Y mis lágrimas ya no conocen el dolor ni el sabor del miedo./ Sólo entonces lleno de verdes venas y de azules sueños/ Soy el que fui desde siempre/ el niño perdido que nadie encontrará nunca/ El niño que se alimenta de luz de luna y chocolateâ€. Es ese constante desdoblamiento imaginario el que simultáneamente deriva y profundiza la necesidad de recolocar la cuestión metafÃsica: “Eres una jaula donde vive el misterio del mundo/ Una ballena apretada en la bañera…/Un tigre llorando y relamiéndose el bigote/ El futuro naciendo desde siempreâ€. Este último pasaje muestra como el imaginario no se agota como mera ilustración del misterio del mundo y gana un dinamismo propio.
Una de las soluciones presentadas, más insistentes, para regresar a un estado original -y casi todos los poemas glosan esta necesidad de regresar- es el triunfo del deseo contra los dientes del mundo, para glosar la expresión de uno de los poemas. Y es que el deseo atraviesa el libro de forma remarcable sobre todo en los poemas de amor de la sección Mujer con mancha en el ojo. Y son el deseo y la certeza de una redención por la infancia los que responden al juego de engaños y substracciones que vuelven ultrametafÃsico y conscientemente falso el discurso de Alberto Caeiro, aquà aludido: “Abrazaremos de nuevo como cachorros/ Las mamas calientes de la ingenuidad:/ La eterna inocencia de vivir y amar sin porqués ni cuándosâ€.
La propia poesÃa es, en fin, la otra gran salida, el otro grande apuntar de un regreso y de ahà la dimensión metapoética que atraviesa el libro, acompañada de la reflexión sobre el lenguaje. Termino llamando la atención hacia el diálogo encarnado entre Jorge Luis Borges y Pavone, del cuento El mar de las palabras muertas, que me parece el punto alto del libro, y donde mejor se procura interrogar y renovar las virtualidades sanadoras del poema.
Texto original en portugués, traducido por Diego Giménez.