Abrir las páginas de un libro es siempre un acto de amor indescriptible. Abrir las páginas de un libro de amor es abismarse en la frondosidad del silencio. El silencio del amor es como un mar inmenso e infinito. Por eso el amor es el motor del mundo, no hay nada que pueda con el amor, ni siquiera la muerte. Cuando la muerte se interpone y deja a los amantes en el dolor de la ausencia, la vida es un calvario, la oscuridad plena, el precipicio que invita a la caÃda, como si el mundo no existiera ya, solo sus cenizas, y sin embargo, el amor renace como un Ave Fénix. Abrir las páginas de un libro de amor es, entonces, como hallar un oasis en el desierto, el mejor bálsamo posible, pura razón de la existencia. Uno de esos libros es, sin duda, Traducción del silencio, de Trinidad Ruiz Marcellán (Zaragoza, 1950), poeta honda donde las halla y perseverante editora, responsable desde el año 1979 de Olifante. Ediciones de PoesÃa.
Nace Traducción del silencio como consecuencia de la muerte de Marcelo Reyes, compañero de vida de la poeta. Después de dos años de habitar el más absoluto silencio, de conversar con él dÃa y noche, de odiarlo y amarlo al mismo tiempo, de bucear en la oscuridad hasta la extenuación, en un delirio incomprensible, de caminar sin orden ni concierto; después de haber volado hasta la más alta montaña y haber rozado los bordes dorados de la luna, de sentir la quemazón de la ausencia definitiva, de amamantar el desconsuelo y la desesperación o precipitarse en la más honda y triste soledad, Ruiz Marcellán, refugiada en la escritura, acierta al comprender de que es posible renacer a la vida después del último y aterrador silencio, de que la luz puede iluminar tanta oscuridad y que para ello no hay mejor remedio que regresar al origen del propio silencio, entenderlo, asistirlo, dialogar con él, recrearlo mediante la palabra, interpretarlo, traducirlo al fin.
Ya en el prólogo el también poeta Luis Alberto de Cuenca dice:
“La escritura mitiga los efectos devastadores de la muerte. Se transforma en un grito que consigue emerger de la soledad y vencer al silencio. Un grito que, en el caso de este libro de Trinidad Ruiz Marcellán, no sobrecoge ni aterroriza, sino que conduce a la calma y suscita el sosiego. La calma y el sosiego que reinan en el paÃs del recuerdo, allà donde las llagas en el alma que produce el dolor comienzan a cicatrizarseâ€.
Y asà es o asà nos lo parece, porque este libro es un libro de vida, de la victoria siempre del amor en su entrega pura y generosa. Bien lo sabe la mujer y la poeta que vive en Trinidad Ruiz Marcellán, y lo sabe el paisaje del Moncayo, los pobladores de Litago y los árboles y pájaros, la tierra entera. Ya lo dijo el también poeta y gran amigo de Trinidad, Ãngel Guinda:
“Ya no hablo otra lengua que no sea el silencioâ€.
Y esto mismo ocurre con la lengua que habla y escribe Ruiz Marcellán. Ella ha querido, deseado amorosamente, adentrarse en la mismÃsima médula del silencio para crear un universo nuevo, distinto, de una belleza inconmensurable y de una extraordinaria hondura. Del silencio a aprehendido y de él ha nacido la esperanza. La poética del silencio que anida en este libro esencial es la huella indeleble del recuerdo, del amado ausente, y al mismo tiempo la vida en toda su grandeza y honestidad. Versos que beben de la tierra y el agua, del vuelo del pájaro en su descenso delirante a la planicie; versos que resplandecen los sentidos y desbordan la emoción:
“Verás cómo crece / la mimosa de Tasmania / que da sombra a tu ventana. // Entre las dos te auparemos / sujetando tus vértebras rotas / y desplazadas a otro mundo. // Amor más poderoso que la vidaâ€.
Traducción del silencio contiene la esencia de la palabra poética de Trinidad Ruiz Marcellán, la brevedad de sus versos, en esa especie de golpe seco, contundente y único, que nos alerta y nos asombra, nos seduce y abisma, distingue su personalÃsima voz. El silencio que nos muestra en toda su magnitud no es sino su propio silencio, aquel al que un dÃa se vio sometida y del que aprendió a sentir y vivir como otros muchos silencios que habitaban la casa y la montaña:
“Cumbre / del Moncayo. // Recomenzarâ€.
Versos como hilos de seda que van tejiendo cada instante de vida, a la que se aferra ya sin remisión, pues en ella habita toda la esperanza de saberse amada aún después del silencio y haber amado aún después de la muerte. Abrir las páginas de este libro es como iniciar un vuelo a lo desconocido, a los misterios de la vida o como respirar el aire puro de las altas cumbres. La verdad poética de Trinidad Ruiz Marcellán resplandece en cada una de las páginas de este pequeño gran libro, una joya literaria que no dejará impasible a lector alguno, porque en él se halla el silencio en todas sus formas y sentires. Traducción del silencio nos devuelve la esperanza en el ser humano para cambiar la vida y para creer en ella, y por eso la poeta se pregunta:
“¿Para quién / vivir? // Silencio. / VacÃo. // ¡Para la vida!â€.
PoesÃa del silencio y para la vida, pura poesÃa la de Trinidad Ruiz Marcellán.