¿Ha querido Toni Sala, que incluye un casino en el que se encuentran los cuatro protagonistas, escribir una novela sobre la muerte de la idea de progreso?
‘Els nois’
Lo cierto es que Vidreres aparece como una suerte de bosque, una villa con tabúes y códigos propios, como el de Shyamalan. El paisaje vuelve a tomar cuerpo con toda la fuerza: “Pirineus, Guilleries i Montseny van fer de cop un pas endavant. Van travesear la fredor inaugural de la tarda d’hivern, amb el glaçó de la lluna, amb l’escampada de grisos i els cops de sol impotents. La carretera relligava els camps amb una cinta de dol. Els plà tans alts eren les plomes d’un monstre enterrat, les espines d’uns peixos transparents que parasitaven la terraâ€.
Ernest, aunque trabaje en el pueblo desde hace tiempo, siempre será el forastero. La comunidad es otra cosa. Miqui, a su vez, transita, traslada, es quien cruza la membrana. Es un extraterrestre que ofrece señales de que existe otro mundo allà afuera. Por eso encarna el peligro. Un peligro absurdo. Como la mayorÃa de peligros reales.
Els nois no es un salto mortal en la obra de Toni Sala. Más bien se trata de una consolidación, un regreso a la esencia de su literatura, la de un escritor que ha ido acumulando oficio y músculo para hablar, con estrategias narrativas más complejas, de lo mismo de lo que hablaba en su primer libro de relatos, EntomologÃa (Premi Documenta 1996), y en la que serÃa su primera novela, Pere MarÃn(1998). Una colección de insectos como metáfora de un nosotros que va más allá del individuo, y la muerte como elemento constitucional de la vida humana. ¿No es toda escritura una forma, sutil y perseverante, de reescritura?
Transcurre la novela en un paÃs que se ha puesto en venta sin que nadie se quejara demasiado. Un paÃs prostituido. “Carrers abandonats, amb les voreres, fanals i dipòsits d’escombreries, els solars a punt per les cases que no farien mai. Urbanitzacions enmig del bosc que s’omplien de vegetació com ciutats prehistòriques… I ara que s’havien arruïnat, ara parlaven d’independènciaâ€. Hoy sabemos que no era una crisis. Es una estafa.
La bandera del progreso, asÃ, ha quedado encerrada en un casino lleno de inercia. De miradas perdidas. Mientras la naturaleza sigue el curso de sus propias leyes.
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros tÃtulos, de 'MalpaÃs' y 'La travesÃa de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).