Leer un libro siempre implica una decisión: cómo leemos ese libro. Borges aconsejaba leer los manuales de filosofÃa como si fueran literatura fantástica. A Kafka hoy se le puede entender como un escritor realista.
En el caso de este Dietario mágico de Manuel Moyano (Córdoba, 1963), el lector se verá ante la disyuntiva de acometer sus páginas como si de un oportuno y fiel catálogo de videntes se tratase, o como si se hallase ante un libro de relatos fantásticos, eso sÃ, basados en personajes reales, que habitan la geografÃa de Murcia. Yo aconsejarÃa dejar a un lado los prejuicios y adentrarse en este manual de hechicerÃa murciana de un modo abierto, acudiendo a esa suspensión de la incredulidad de la que hablaba Coleridge y disfrutar del espectáculo. Del espectáculo literario de un libro original, fronterizo y fresco que dibuja el mapa de una Murcia mÃstica, mágica e insólita, oscura y febril, habitada por magos y hechiceras, por brujos, zahorÃes y hombres con poderes especiales en aldeas remotas.
Manuel Moyano ha transitado por diferentes géneros, habiendo demostrado que es en la ficción fantástica donde más ágilmente navega. El Premio Tristana de Novela Fantástica que recibió por La coartada del diablo o su último libro, El imperio de Yegoror (Finalista del Premio Herralde), una novela con mimbres de ciencia ficción, lo atestiguan.
En el prólogo de Dietario Mágico, el también escritor Francisco López Mengual señala la influencia de GarcÃa Márquez y de Cunqueiro. Sin duda, ese afán de hacer del terruño un lugar mÃtico del gallego también es evidente en este Dietario. Es más que obvia también la deuda de libros como Historia universal de la Infamia, de Borges, en el que las biografÃas más o menos reales de personajes mÃticos se confunden con el relato ficticio y mixtificado. Y en este punto de confusión de géneros a la manera de las Vidas imaginarias, creo yo, está el más acertado acicate del libro. Porque Moyano, con una mirada desapasionada y escéptica pero certera, ha confeccionado escuetas biografÃas de curanderos, videntes y médiums murcianos, con retazos fantásticos y anécdotas que superan la categorÃa de chisme para constituirse leyendas rurales, mitologÃas de aldea, narraciones cotidianas pero inverosÃmiles, que se instalan en el paradójico ámbito de la propia creación ficcional. De hecho, este es uno de los pocos libros fantásticos en el que su autor no ha inventado nada, todo está extraÃdo de los testimonios de sus personajes, todo es real aunque imposible.
En este breviario de magos y hechiceros, Moyano hace desfilar una cohorte de lo más pintoresca y singular. Por ejemplo, curanderos que con solo mirar alivian las dolencias, incluso a través de fotografÃas. Algunos asistidos por las nuevas tecnologÃas son hasta capaces de curar por vÃa telefónica. Con no poca ironÃa, Moyano escribe al respecto que Graham Bell “nunca hubiera sospechado tamañas y tan portentosas aplicaciones para su inventoâ€.
El vidente o persona que “tiene la gracia†suele descubrir su don, a veces, en la provecta edad. Suelen estos magos compartir algunos rasgos: geografÃas rurales apartadas del mundo civilizado; ascendencias humildes y gran arraigo religioso. Y otros aspectos más singulares como haber llorado en el vientre de sus madres.
Los poderes de estos videntes varÃan. Algunos curan enfermedades de la piel o del riñón o el Mal de ojo; otros son capaces de ver Hermanos de luz, ángeles o espÃritus de los difuntos que deambulan entre el inefable umbral del otro mundo y de este nuestro. Hay, quienes obtienen su poder de las plantas medicinales, en los rezos a dios o mediante las piedras. Es, en este sentido, muy peculiar el caso de JoaquÃn Toscano, poeta sin obra que araña las paredes con versos inspirados por dios sabe que dios; hombre taciturno, que perdió a su mujer y no logró otra nueva en los anuncios del periódico. Construyó un templo sin fieles, en el que reza “un credo secreto y novedoso, una religión basada en la energÃa imprevista de las rocas…â€.
Algunos de estos agraciados, mitad locos, mitad santos, son capaces de expulsar a los malos espÃritus de las casas o encontrar pozos de agua con tan solo caminar sobre ellos. Tener experiencias paranormales, sufrir visiones de acontecimientos futuros o pintar una montaña de azul, tarea monumental y desorbitada que comunica al hombre con la naturaleza, la estupidez o energÃas incomprensibles para el resto de los mortales.
A lo largo de este mágico e interesante dietario, el autor da cuenta de una variada antologÃa de personas que están más allá de toda lógica. Se abstiene Moyano de juzgar, observa y anota, pero salpica algún gramo de ironÃa, apuntes sociológicos, y en definitiva culturales o antropológicos.
Manuel Moyano, con una prosa envolvente, cuidada y de mucha calidad, ha elaborado un libro ameno, extraño y sorprendente. Una pequeña enciclopedia de brujos contemporáneos de una Murcia inusitada, que igualmente representan esa estirpe de hombres que están aún en contacto con energÃas de la naturaleza, con sus supersticiones y sus angustias espirituales. Brujos de este nuevo siglo que perduran anclados al rizón inagotable del pasado.
Todo libro que incluya historietas basadas en leyendas rurales y mitos es bienvenido. Me lo apunto, aunque cada vez me cuesta más sacar algo de tiempo para leer.