¿Cómic y poesía?

Cabría preguntarse si existe la poesía gráfica; y no me refiero a la poesía visual en ninguna de sus variantes, sino al cómic hermanado o aunado con la poesía. Frente al cómic contemporáneo, llamado algunas veces “novela gráfica” como un intento de elevar la respetabilidad cultura de las historietas tradicionales para adultos a la categoría de publicación seria, introduciendo o adoptando recursos de la narrativa clásica, ¿podemos encontrar algún punto de unión entre dos disciplinas tan, aparentemente, alejadas como la poesía y el cómic?

La respuesta tiene un nombre en la actualidad, se trata de la ilustradora, dibujante e historietista Laura Pérez Vernetti (Barcelona, 1958) que viene desarrollando desde los años 80 del pasado siglo una intensa labor creativa, abriéndose paso en un mundo predominantemente masculino como es el de la cómic. Esta barcelonesa, además, no ha dejado de experimentar en ningún momento y ha forzado las costuras tradicionales, especialmente las temáticas, de la historieta para introducir la literatura o la experimentación artística y, en especial, para dibujar a alguno los clásicos de la poesía del siglo XX.

Esta fantástica osadía la ha llevado, de la mano de la editorial Luces de Gálibo (Girona/Málaga) a la edición de Pessoa & Cia (2011) -donde traía la poesía del ínclito Fernando Pessoa a la historieta, adentrándose en su vida pero especialmente en la personalidad de sus heterónimos de la mano de los retratos que el vanguardista, y también portugués, Almada Negreiros les había hecho-; la ilustración del libro de Jack London La huelga general (2013); y más recientemente la edición de El caso Maiakovski (2014).

El caso Maiakovski cuenta con un prólogo de Juan Bonilla quien, justamente, publicó en 2013 una novela con el poeta ruso como protagonista: Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral, 2013), que nos sitúa la vida y la obra de Vladimir Maiakovski (1893-1930) en las vanguardias rusas de principios del siglo XX, así como las vicisitudes de la revolución de 1917 que vino a trastocar todo los ámbitos de la vida rusa. Y es que Maiakovski es una de las personalidades más atrayentes de la poesía rusa del siglo pasado por su carácter enérgico y también por su poesía combativa. Su suicidio, sobre cuya motivación se sigue elucubrando, acabó de convertirlo en un mito que unía en una sola persona creativa a poeta y hombre.

Laura Pérez Vernetti divide su libro en dos partes, en la primera narra la apasionada y corta vida del poeta, y en la segunda se adentra en sus poemas como colofón perfecto para entender la personalidad compleja y sugerente del futurista ruso, así como el entusiasmo y la ebullición revolucionaria y, al fin, el primer desencanto frente a la realidad contradictoria que había afianzado a los bolcheviques en el poder.

Todo el libro está dibujado en un impactante rojo y negro. Pérez Vernetti consigue una tremenda expresividad gracias al trabajo que realiza para asumir, adentrarse y experimentar con las estéticas vanguardistas, especialmente con la futurista rusa, con la base que le proporciona el material artístico, fotográfico y cinematográfico que se conserva de la época y que ha sido ampliamente difundido. No en vano el propio Maiakovski se había implicado en los ambientes artísticos de su época y, por ejemplo, había colaborado con Rodchenko en la creación de carteles y anuncios propagandísticos en los que la estética de vanguardia venía a dar un aire renovado y rompedor a las ideas revolucionarias.

Asimismo, la autora realiza unos retratos del poeta con apariencia de graffiti: una idea muy efectiva y genuina que nos trae su imagen a la actualidad, donde los lenguajes artísticos también se originan en tendencias o asuntos que se pueden ver en los muros o en las calles de nuestras ciudades, en las que las problemáticas sociales, la burocracia, la opresión del poder y el ansia de libertad siguen estando tan al orden del día como hace un siglo. Laura Pérez Vernetti, viñeta a viñeta, trabajar con maestría esos iconos de la poesía del siglo XX y los transforma en la auténtica sinapsis que consigue unir poesía y cómic: el viejo ideal vanguardista de casar arte y literatura.