Edmundo Paz Soldán | Páginas de Espuma

Lo desplazado

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Me adentro por primera vez en Iris, la isla tóxica y postatómica y rica en minerales creada por Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967) en su novela homónima Iris (Alfaguara, 2014), revisitada en la colección de cuentos Las visiones editada por Páginas de Espuma. Sabemos que la isla pertenece al planeta Tierra y que allí llegaron sedientos colonizadores, pues sus recursos naturales justifican el sometimiento y la guerra contra los irisianos a pesar de que deben aguantar, algunos para siempre, la toxicidad y la hostilidad constante. Este contexto de reminiscencias coloniales, tan latinoamericano, sirve de escenario para este recorrido por catorce piezas que funcionan como fotografías u hologramas o alternativas más o menos virtuales en diferentes distritos de Nova Isa, ciudad o megaciudad o centro de operaciones de los colonizadores, también llamados pieloscuras.

Enseguida se comprende que el título hace referencia a ciertas visiones siempre peligrosas y vívidas que sufren algunos de los habitantes de Iris, y más adentrados en el libro se informa al lector de que las visiones son un arma para aniquilar a la raza de irisianos que han montado una revolución y quieren recuperar el control de sus tierras. Hasta aquí el argumento que fui descifrando a lo largo de las catorce piezas.

Páginas de Espuma
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No suelo leer ciencia ficción pero cada vez me atrae más la ciencia ficción filosófica/social/lingüístico-conceptual, es decir, la ciencia ficción donde lo que menos importa es la ciencia ficción. Uno enseguida cae en la cuenta de que el género es una excusa para mostrarnos el presente aunque desplazado, lo que permite al narrador más libertad para reflejar lo que está pasando. Pero diré que sobre todo tengo predilección por la ciencia ficción que crea lenguajes nuevos, pero no me estoy refiriendo a los vocablos que equivalen a los nuestros (en este caso, por ejemplo, los shanz son policías; SaintRei, la Administración o Gobierno; Xlött es el dios de los nativos o irisinos, y Malacosa es otro dios, el del lado oscuro, y luego está la diosa Jerere, etcétera), ni a los vocablos de spanglish que Paz Soldán usa con frecuencia (jom, fokin, plis, bodi, etcétera), sino a una sintaxis elaborada que, de manera similar a la de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius de Borges u Orlando de Woolf o El entenado de Saer o La historia de Caparrós, es decir una sintaxis bien particular que elabora un lenguaje Otro, nos adentran no solo en un escenario diferente si atendemos a lo descrito sino en un contexto lingüístico diferente, y esto es fascinante sea o no sea ciencia ficción. Un fragmento:

“Cuando abran la puerta, ábranla plis, confesaré todo lo que quieran. Veintitrés veintitrés veintitrés. Les diré soy una terrorista, plis, una mastermind, whatever, ábranla. Laurence y yo, esa vez que nos encontraron nel sótano desa casa en la plaza, planeábamos la llegada de las tropas de Orlewen. Qué más quieren saber. Orlewen y sus tropas invadirán la ciudad el último día del mes, por la noche. El triunfo de Orlewen es inevitable y el fin deste mundo tu. Mas no quiero morir como Laurence. Clavar su cabeza nuna pica es de tembleques, gestos desesperados de quienes están perdiendo la guerra. Sin pruebas, sin nada. Se han comportado como los aliens dotros planetas. Como los aliens de Jaelle.”

La cita pertenece al cuento Dragón que trata de una prisionera a la que someten a un interrogatorio, uno de los mejores junto con Anja, que trata de una chica que se cree un perro. Llega un momento en que no sabemos si lo que leemos es realidad o visión, y en estos dos casos la sospecha y la duda son festín para el lector. Por lo demás hay testimonios de policías, de un Juez, de rebeldes, de niños milagrosos que habitan en un monasterio para defectuosos, de niños que acuden a una escuela donde adoran a Xlött y a la Jerere. También hay un cuento sobre el doctor An y sus investigaciones en el laboratorio para desarrollar el arma que provoca las visiones, otro sobre unos hermanos que discuten con las autoridades para que no reclasifiquen a su madre como artificial, unos cuantos que tratan de prisioneros y sus visiones con animales (tan propios de la mitología amerindia), etcétera.

Las visiones fue finalista del premio Ribera del Duero 2015. La calidad es verdaderamente notable. Un recorrido alucinado. Una exquisita elaboración de la sintaxis. Una sorpresa.

Verónica Nieto

Verónica Nieto (1978), nacida en Córdoba (Argentina) y afincada en Barcelona, es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Barcelona. Es autora de 'La camarera de Artaud', galardonada con el I Premio de Novela Villa del Libro 2010, reeditada en 2018 (Trampa Ediciones) y traducida al italiano (Valigie Rosse, 2015); de los cuentos 'Tangos en prosa' (Agilice Digital, 2014), y de las novelas 'Kapatov o el deseo' (Balduque, 2015) y 'Qué haces en esta ciudad' (Ril Editores, 2019). Participó en la antología de cuentos 'Barcelona-Buenos Aires, Once mil kilómetros' (Trampa Ediciones, 2019/Baltasara Editora, 2019). Edita y coordina la revista de humanidades 'La Maleta de Portbou' (Galaxia Gutenberg). También escribe en 'Rumiar la biblioteca', un blog de lecturas e impresiones literarias.

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