Poner en duda la autoridad, criticar el arte decorativo y proponer uno más combativo, puede llevar a momentos de cierta ingenuidad, pero la obra se sostiene por un ritmo bien trabajado, alternando diferentes escenas óptimamente marcadas y que no dejan al espectador relajarse. Nos preguntamos por la vigencia de un manifiesto como el que nos ocupa, adaptándonos a nuestros dÃas, pero sin caer en efectismos ni recreaciones que nos aparten de lo que se nos quiere contar.
Finalmente, hay un exceso de esa idea de “fiesta colectivaâ€, una especie de orgÃa de saberse joven y provocador, sin que el que está sentado en la butaca participe del todo. Demasiadas veces, y durante demasiado rato, los actores bailan caóticamente una música que, en contra de conseguir su objetivo, puede llegar a aburrir. Por el resto, un espectáculo altamente recomendable. Por su buena documentación, por unos actores que se creen lo que hacen y lo disfrutan, y por una dirección que, sin miedos, arriesga y acierta.
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros tÃtulos, de 'MalpaÃs' y 'La travesÃa de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).
[…] [Seguir leyendo en Revista de Letras] […]