Antología poética de Álvaro de Campos

Antología poética de Álvaro de Campos
Fernando Pessoa
Alianza, 2008
321 Pag.
Selección y traducción José Antonio Llardet

Alianza publica la antología de Álvaro de Campos, sin duda, el mayor heterónimo que surgió, cual Atenea, del cerebro poético de Pessoa para eclipsar la galaxia heterónima del poeta lusitano. “Campos”, como Zenith señala, «fue el más importante de los heterónimos de Pessoa y el más cercano a su verdadero corazón…” A su vez, Bréchon señala que “Campos después de 1916 no muere ni se exilia pero cambia, como si fuera una persona realmente viva, modelada por los acontecimientos, los encuentros, el destino. Cambia, como también cambia Pessoa, pero más, mucho más que éste…”

En una entrevista para la revista “A Informaçao” el 17 de septiembre de 1926 a cargo del periodista Augusto Ferreira, Pessoa dice que “Cuando escribo no tengo ninguna preocupación intelectual. Mi única inquietudes transmitir emociones, dejando a la inteligencia el cuidado de acomodarlas como mejor pueda. Aspiro a ser de todos los tiempos, de todos los espacios, de todas las almas, de todas las emociones y de todos los entendimientos (…) No pudiendo ser la fuerza universal que envuelve y penetra la rotación de los seres, aspiro al menos a ser su consciencia  audible, un relámpago fugitivo en el choque nocturno de las cosas… El resto es delirio y podredumbre”.

Como señala Bréchon el tema de la escasez de realidad se transforma en el tema del fracaso. Si no consigo aprehender el mundo, piensa el poeta, es por falta de aptitud, de educación y de voluntad. La escasez de realidad remite a Caiero en el que, como dice Eduardo Lourenço en Pessoa Revisitado, “la universal soledad, por decirlo así, física, de las coisas, le consuela de la suya. Es así como negativamente Caeiro, poeta de la Naturaleza sin gente se comunica con el universo… Caeiro es Whitman en idea. La adhesión a la realidad le estaba vedada… pero no le estaba vedado el acceso al sueños de la realidad”. Caeiro es el refugio contra el sentimiento de irrealidad de Pessoa.

Así, en (Maestro, ¡mi maestro querido!) Campos le dice a Caeiro:

Maestro mío, mi corazón no ha aprendido tu serenidad.
mi corazón no ha aprendido nada,
mi corazón no es nada, mi corazón está perdido.
.
.
.
La calma que tenía me la diste, y para mí fue inquietud.
Me liberaste, pero el destino humano es ser esclavo.
Me despertaste, pero el destino de ser humano es dormir.

Así, Lourenço nos dice en la página 188, “Si Alberto Caeiro es su sueño de non tener que soportar como conciencia (es decir como culpabilidad), identificándose en la naturaleza por “dentro”, Campos es la ficción de la superconciencia, su extenuación imaginaria, el sueño de perder la conciencia positivamente reaccionando. Álvaro de Campos es un Alberto Caeiro activo. Es aun en quien el sentimiento de irrealidad original se profundiza…” Más adelante, nos dice “en el estuario de la inexistencia o del olvido donde todos los actos y acciones desembocan, lo máximo que la ilusión nos consiente leer es esa sonrisa del Dueño de la Tabaquería, sonrisa de ambigüedad suprema, la misma que anima la palabra poética y promete idéntica muerte al mostrador y al verso que intenta arrancarlo a la nada a la que ambos están destinados… Nos encontramos aquí con la esencia de la visión de Pessoa. Es en su relación más íntima con el poema donde el agoniza, es en él donde vive la dimensión auténtica de su drama que es, en todos los sentidos del término, el de la creación… ¿Cómo creer en un verbo que no vive de otra cosa más que de la impugnación ontológica de la creación? ¿Cómo puede escapar el acto de escribir al proceso de desconfianza que se instaura en él con respecto a la <<realidad de lo real>>?”

Diego Giménez

Diego Giménez, doctor en filosofía y pensamiento (UB) con una tesis sobre "El libro del desasosiego" de Fernando Pessoa, ha realizado diferentes actividades relacionadas con la literatura y el periodismo. Ha trabajado como redactor de LaVanguardia.com y en 2008 cofundó Revista de Letras.

2 Comentarios

  1. Pessoa es mi poeta favorito. Lo que más me llama la atención de él es que los poemas que publicó en vida eran más bien mediocres, como los contenidos en «Mensaje», que creo que es el único libro que publicó y que presentó a un premio literario y ni siquiera lo ganó. En cambio, tras su muerte se encontraron, guardados en un arca o baúl, los grandes poemas inéditos que nos traspasan y emocionan, como Tabaquería, Lisbon Revisited y otros…, así como magníficos textos en prosa que se han reunido en el llamado Libro del Desasosiego. Lo leí hace años en la versión de Ángel Crespo y ahora también en la traducción que ha hecho Perfecto E. Cuadrado (cuyos textos y selección no siempre coinciden). No es, desde luego, un libro para leerlo de un tirón, sino reposadamente y quizá al tuntún. Gracias por la información que me habéis proporcionado sobre Fernando Pessoa y espero leer la antología de su heterónimo Álvaro de Campos.

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